La madre de mi madre le señaló una caja y junto a ella un montón de ropa.
-Procura no quemar nada, a ver si encima me vas a salir cara. Valora bien el esfuerzo que estamos haciendo por ti y aplícate en tus tareas que aquí la comida no te va a salir gratis.
Una vez sola se detuvo a observar su nueva habitación. Era pequeña, con las paredes blancas y el suelo de cerámica. Tenía un ventanuco con un visillo que daba a un patio de luces por el que entraba el olor a comida de las cocinas ajenas. Junto a su cama, una mesilla de madera de pino con un cristo en su cruz clavado sobre una piedra. La tabla de planchar, la cómoda sobre la que le esperaba el montón de ropa y en la pared de enfrente, un armario oscuro que atesoraba la mantelería de la casa, las toallas, las sábanas y un juego de mantas Paduanas.
Escondió su maleta debajo del somier y sacó la plancha de la caja. Con cuidado abrió el manual de instrucciones.
ATENCIÓN
Lea atentamente estas instrucciones antes
de usar la PLANCHA SECA MAGEFESA
En La Casa de los niños de O´Donnell había realizado muchas tareas domésticas, había fregado los suelos, zurcido los calcetines, limpiado los baños, incluso cuando adquirió cierta destreza, comenzaron a dejarle entrar en la cocina para pelar las patatas. Pero nunca había planchado. Los uniformes que vestían los niños expósitos no merecían de tanto cuidado.
IMPORTANTES MEDIDAS DE SEGURIDAD
Cuando utilice su plancha, siempre
deberá seguir unas normas básicas de seguridad,
que son las siguientes:
1. Utilice la plancha solamente para
el planchado de tejidos.
Recordó cómo la miraba él cuando se acercaron caminando al coche antes del viaje. La madre de mi madre no la miraba. Bajaba la cabeza. Evitaba siquiera rozarla. Como si no existiese. Como si no fuese más que lo que era. Una mancha, una vergüenza, el castigo con el que cargaría siempre.
2. Para evitar riesgos de descarga eléctrica,
no moje ni sumerja nunca la plancha en
agua o cualquier otro líquido.
Siguió leyendo el manual de instrucciones pero no encontró nada que le indicase cómo planchar sus camisas y sus corbatas. Cómo hacer que él se sintiese satisfecho y no volviese a increparle que aquella, era su casa y ella una vergüenza para toda la familia.
3. Antes de enchufar la plancha, asegúrese
que la tensión y la frecuencia de la corriente
se corresponde con la indicada en la
placa de características de la plancha.
Pasó alguna página para volver de nuevo al principio, no entendía nada de lo que leía. Por un momento echó de menos la inclusa, a las otras niñas, el olor a madera vieja y polvo de las escaleras que subían a los dormitorios de las hermanas, hasta el frío. Echó de menos la falda que picaba, los pellizcos de Sor Asunción y las noches en las que oían corretear a los ratones hacia la cocina.
4. Es necesaria una especial atención
cuando la plancha sea utilizada
por niños o cerca de ellos.
La última vez que mi madre había visto a su madre fue el día de su primera comunión. Entonces tenía 7 años. Las monjas le habían puesto un vestido prestado, le habían dejado un misal y habían rodeado sus manos con un rosario de perlas blancas. Se vió preciosa, igual que las niñas externas del colegio.
La acompañaron al salón de las visitas. Era el mejor lugar de todo el edificio, con butacones dorados al estilo Luis XV, consolas y alfombras de grandes flores granates. Sólo podían entrar allí en ocasiones especiales y siempre acompañadas. La llevaron cerca del cuadro del Descenso de Cristo y le atusaron de nuevo el velo. Un fotógrafo comenzó a colocar su cámara y a apuntar hacia donde mi madre esperaba.
Ya había estado en aquel lugar, pero no recordaba cuándo.
Echó un vistazo al lienzo y se estremeció. Observó como La Virgen María y María Magdalena sostenían con cuidado el cuerpo de Jesús, inerte. Observó las lágrimas de las dolientes que parecían de cristal y entonces llegó ella.
Aquella mujer se acercó, mi madre la miró esperando reconocerla, podría haber sido ella o cualquier otra mujer de las que asistieron al oficio aquella mañana. Quiso alejarse, pero las monjas, con la mirada, le dijeron que no se moviese.
Tampoco la rozó en aquel momento. No la tocó. La madre de mi madre no la miró. La Madre de mi madre no le contó que un hombre había accedido a casarse con ella, pese a su deshonra y que si dios quería pronto, se quedaría de nuevo embarazada y volvería a parir para ser, por primera vez, madre. Se amable, le dijeron, tu madre hace un gran esfuerzo viniendo desde Zaragoza. No la molestes con tus preguntas. No te muevas mucho que vas a romper el vestido. Que se note la educación que has recibido aquí. Estate callada.
5. Algunas partes de la plancha han sido
cuidadosamente engrasadas, esto puede
producir un ligero humo la primera
vez que use la misma.
Se recogió el mechón de pelo que le caía sobre la cara con una horquilla y enchufó la plancha. Tenía que acabar con el montón de ropa antes de que los niños saliesen del colegio.
6. ¡Cuidado!, si toca las partes de
metal caliente se puede quemar.